miércoles, 9 de septiembre de 2009

Allá afuera


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Me alegra tanto oír tu voz aunque dormido,
por fin viajabas como en tus sueños,
buscando un sitio para volver”
-Ella Baila Sola, Cuando los Sapos Bailen Flamenco

Es curioso, al caminar duele la espalda, fatiga, siempre que sales en al menos algún momento huele feo, pero lo sigues haciendo. Me gustaría hacerlo acompañado, pero por lo general, lo hago solo. Hay tantas risas y llantos que se han ido con la naturaleza porque casi no hay persona a la que haya podido compartírselas. A mí me gusta el atardecer, aunque no rechazo un buen amanecer cuando se presenta la oportunidad, sin embargo, hoy sólo me tocó encontrarme el sol en su apogeo, quemándome, evaporando mis lágrimas. El sol se llevó la mayoría de ellas, aunque logré guardar algunas para depositarlas cuando llegara, aquí adentro. Aquí adentro, las lágrimas no fluyen, se estancan. Aquí adentro, las heridas no sangran, gangrenan. Aquí adentro no se vive, allá afuera sí.

Tuve fe en mí mismo, en que conseguiría ser amado; había puesto la fe en el único lugar que conocía: en el fracaso. Por favor, termina de leer esto, no quiero que me ignores. Quiero que recuerdes que existo. Quiero que me entiendas: no le estoy hablando a ella, te estoy hablando a ti, es sólo que ella aparece siempre que hablo.

Qué bueno que salí a caminar. Adentro se está aprisionado. Qué triste que en algún momento tenía que regresar. Y pensar que utilizo ahora mis momentos adentro para describir el afuera, mientras pienso en ella.
Mi perrita me solía lamer la cara, le gustaba mi sabor salado. Es tan linda, la quiero mucho. Ella mató a su madre adoptiva, pero no siente remordimiento, vive feliz, ni siquiera sabe que tiene algo que perdonarse. Yo no he olvidado su egoísmo, pero la quiero mucho. Ella era lo más afuera que tenía aquí adentro, me lamía  mis heridas. Está afuera aquí adentro.

Mi perrita no puede ser perdonada, no conoce la diferencia entre el bien y el mal. Pero la mujer, esa sí puede ser perdonada, ese es mi reto. A veces me pregunto qué tantos pecados, de los que el humano desconoce haber hecho, serán perdonados y cuáles serán los que nos condenarán. Sabía que si no perdono estoy condenado a una vida de amargura. Condenado a una vida aquí adentro. Es por eso que me puse a buscar afuera algo que me libere de la condena, algo que me perdone por mi rencor.

Empecé con una obsesión por la limpieza, dejé aquí adentro impecable, claro, dándole su espacio a mi perrita para que ensucie todo lo que quiera. Ella me enloquece. En una casa limpia hay más espacio para los charcos, y si me sirvió: en lo que me sentía más a gusto obtuve charcos más grandes. Busqué ayuda psicológica, me la dieron agentes de bienes raíces, me enseñaron: interiores con muros más amplios, suelos mejor pulidos, segundos pisos, aunque ninguno con la calidez de donde yo venía. Ninguna de esas paredes combinaba conmigo acompañado, y en ellas no cabría su retrato, lo cual era bueno y en un principio me entusiasmó, pero me di cuenta que moverme de interior no cambiaba el que siguiera siendo un interior.
Algunos amigos me llevaron con un señor que decía que podía sufrir por mí. Me gustó. Ella ya me había hablado de él, que desde niña le entregaba parte de su dolor…

(Claro que hablaba con ella ¿acaso crees que estaría tan perdidamente enamorado si solo la viera? Si es guapa, pero su olor, su voz… ella es la cacofonía del incienso, el hedor de la música. Me embriagaban sus ojos desnudando los míos. Mi sangre en sus uñas. Discúlpame si no soy buen poeta y no tengo palabras para su sabor, pero tampoco necesitas saber más).

Lo probé. Muy amable, el señor me dijo que me perdonaba de cosas que yo no sabía que debían ser perdonadas, eso fue una buena carga que me quitó de encima, no sabía que la tenía, claro está, pero menos carga siempre es buena. Le pregunté por qué lo hacía, me dijo que porque me amaba. Obviamente, primero me hice un poco para atrás, la vida me había hecho recordar aquello que nos decían de niños: no debemos confiar en extraños; pero él realmente se ganó mi confianza. Veía como mis amigos gustosos iban y se entregaban casi diario para sentirse más ligeros, lo querían mucho, literalmente, adoraban al señor. El señor lo único que les pedía es que fueran a liberarse solo con él, y que de ser posible, le llevaran más amigos para entregar su carga.

Al principio, me sentí mucho mejor, más ligero, pero entonces, me empecé a cuestionar el porqué él hacía lo que hacía, ¿acaso era un masoquista? De ser así, con gusto seguiría dándole mi carga, pero él no dijo ser un masoquista, él dijo que me amaba. Entonces empecé a sentir remordimiento, si él me ama, yo al corresponderle no debo hacerle daño. Dañar a quien amas, pensé en ella otra vez, dañar a quien le ama.
Otra cosa que había escuchado es que su papá tenía un tenía un alto cargo internacional, y que el hijo era una especie de embajador que venía para llevarse nuestras cargas porque si no, no podríamos ir a ver nunca al papá. Al parecer, para quienes adoraban al señor, no conocer a su papá era tan horrible como era para mí no verla nunca a ella. Entonces yo pensé que era un padre muy desconsiderado, al poner a su hijo a hacer todo eso si simplemente podría aceptarnos con las cargas, o pedirnos que las tiremos al entrar. Digo, él hacía las reglas, ¿Porqué hacer sufrir a alguien, en especial su propio hijo, con ellas? Lo que sí advirtieron firmemente era no irse con la competencia, que era una sucursal que se había desprendido, y que por medio de promesas quería robarle clientes al señor, ofreciendo con mentiras productos de malísima calidad.
Me habían acogido en la casa del señor, sin mi perrita. Este adentro era cómodo, pero mi recuerdo y ella se encontraban afuera. A ella ya la habían acogido antes, pero se había ido buscando espacios más grandes, ya me había dejado atrás. El lugar era cómodo, pero empecé a sentir que mientras menos creía que hacíamos lo correcto, más mal hacía quedándome aquí.

Un día, no aguanté el remordimiento y le dije al señor que sabía de un modo más eficiente de deshacerme de mis cargas sin hacerle daño. Había leído que cuando un ser vivo muere, su cuerpo alimenta la tierra. En vida lo hacían también sus deshechos. Le pregunté si entregarle mis lágrimas a la tierra, si repartir mi carga por el mundo, si permitir que el sol se llevara mi agua al medio día era irme con la competencia. Me dijo que donde quiera que yo estuviera, ella no me querría; me recordó que él me amaba, y también a ella, y que desperdiciaba mi amor con alguien que no lo devolvería. Antes que azotara la puerta, escuché que podía seguir buscando casa si quería, pero que siempre tendría mi verdadero lugar con él, porque lo necesitaba.
La verdad es que nadie lo necesita. Nadie me necesita. Si el señor no me tenía rencor si no me quedaba con él, yo tampoco debería tener rencor si ella no se quedaba conmigo. Confiado en que mi perrita me encontraría otra vez, pensé un tiempo en eso mientras buscaba un buen interior, pero entonces me invadió un corolario: si yo no iba a buscar otra vez al señor, ella no me iba a buscar otra vez a mí.

Sabiéndome solo, disfruté el camino a mi vieja casa como nunca, sabiendo que mis lágrimas nunca más serían desperdiciadas, que cada vez que una se evapora, que sangra una herida, que pienso en ella, a nadie le importa. Nadie se sentirá triste por mí, porque todo la naturaleza se lo traga. Me acordé de ella, pero tampoco importa, siempre me acuerdo de ella, siempre sé donde está, ella no ha querido saber dónde estoy. Entonces me acordé de ti.

Es a ti a quien cuento todo esto porque sé que ella no lo leerá, al menos confío que con tu inseguridad, has de revisar todo correo. No tienes nada de qué preocuparte, ella nunca me quiso. Nunca lo hará. Yo sé porqué te eligió: los dos éramos indigentes. Tú le ofreciste techo, ella no lo iba a rechazar. Por eso te digo todo esto, porque sé que tiene miedo de salir.

Duele la espalda, fatiga, nos encontramos con olores raros, pero es muy agradable salir y caminar. Sácala de vez en cuando.

1 comentario:

  1. Faltó: Te odio. La amo.

    Yo no había leído la versión original. Recuerdo vagos pasajes en que se estipulaba lo del huesote y algunas otras partes que los compañeros tuvieron a bien transformar en albur. Aparte de los errorcitos tuyos de ti que me saltáronme a mi vista en algunas secciones, creo que la propuesta tiene potencial; pero yo sugeriría que alternaras dos voces: la voz narrativa oral y la voz narrativa escrita. Me explico. En un inicio parece que la narración es completamente oral, remite inclusive a una especie de corriente de consciencia directa en la que el personaje nos cuenta su situación mentalmente mientras camina por la calle. Pero el párrafo segundo –así es, exclusivamente el párrafo segundo– hace una referencia al carácter epistolar del texto; sin embargo, el cambio de tono entre estos dos párrafos es muy marcado y sugiere la existencia de dos voces, o bien, dos momentos de enunciación distintos: el interno del personaje y el externo de la carta.

    Más aún, buena parte del texto se desarrolla como epístola; pero el tono mantiene un marcado contraste con respecto del tono del primer párrafo y, además, con respecto del párrafo final, en que parece haber una convergencia ambigua entre las dos voces pero es evidente la preeminencia de la voz interna –u oral, como la había llamado al principio del comentario.

    Ahora bien, la idea del perdón y el tema del daño al ser amado me parecen febles en el tratamiento. El amor y su relación con el daño y las “cargas” se abordan más desde una perspectiva lógica que desde una meramente sentimental. Cuando se alude al masoquismo, además, la referencia no parece sino una digresión de la lógica, sin que ésta llegue a parecer la manera natural del personaje de abordar las temáticas sentimentales. El perdón, por otra parte, se vierte hacia el rencor sin llegar a concretarse como un tópico en sí mismo, esto puede ser pernicioso para el resto del texto, especialmente si se pretende que el amor siga un patrón lógico en que no se puede odiar ni guardar rencor por no aceptar lo que se ofrece.

    Pienso que la alegoría del señor que recibe las cargas se puede explotar de mejor manera y aún disfrazar de forma más creativa.

    Por lo demás, insisto en que le veo potencial.

    Saludos.

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