miércoles, 25 de marzo de 2015

Reto 2: Feo, frutal y femenino

En este segundo reto intenté varias propuestas: 
Un protagonista que piense y hable como mujer (propuesto por Nere)
Utilizar un tema frutal y con un puberto Rhino como protagonista (Propuesto por Estefanía)
Que el protagonista sea feo (Propuesto por Daniel)

Tal vez fueron demasiadas cosas, intentaré integrarlas tal vez después de mejor manera. Por ahora, espero que disfruten.

Reto: Aventura frutal

La chava Cano era la más popular de la escuela. Todos se rompían el coco por probarla aunque fuera un momento. Excepto Rhino, él parecía tener otros intereses aparte del sabor superficial. Ojalá yo fuera uno de ellos. Lo veía caminar, con sus pasos pesados como sandías, pero con ojos ligeros como algodón dulce, y a veces, cuando veía a alguien con cariño, una sonrisa de envoltura de chícharo. Siempre la había visto de lado, sobre todo dirigida a su amigo el Aguacate (morenito y de ojos verdes), a veces hacia la nada, hacia una zeta que siempre lo acompañaba decía misteriosamente. Pero hoy vi por primera vez su sonrisa de frente ¿acaso se dirigía a mí? Yo estaba toda roja como tomate. Volteó hacia abajo ¿me estaba mirando las fresitas?

-        ¡Vegeta!
-        ¿Qué?
-        Tu blusa.
-        Ah… sí.
-        ¿Sabías que todos los saiya-jin tienen nombres de vegetales? Incluso la palabra “saiya-jin” significa ensalada.
-        Ah… sí.
-        No conversas muy seguido ¿verdad?
-        Ah… sí… que diga… no… que diga…
-        No te preocupes, me llamo Rhino, pero me dicen el Verdura.
-        Ah, yo soy Dulce, ¿por qué Verdura?
-        Porque siempre tengo la verga dura.
-        Ahh… ¿Qué?
-        ¿Te gustaría que reventara tu cereza?

Y sonrió otra vez. Esa sonrisa que me provocaba suficiente calor para derretir mi bombón. Solo acerté a reír y seguirle sumisamente cuando tomó mi mano. Me llevó a la cocina de la cafetería XES en la escuela. Nunca había entrado ni siquiera a la zona de mesas, me parecía que sólo iban los más fresas y populares, y no me atrevía a acercarme. Cuando las cocineras nos miraron entrar, salieron con un rostro entre de envidia y complicidad. Antes de que la última estuviera afuera, me preguntó "si te muestro el hitsuzen, y te gusta ¿me permitirás verte en ropa interior?". La chica aceleró el paso pero no tanto como se aceleró mi pulso. Le dije que tal vez no me gustaría, pero en cuanto vi el final casi sola se me desgajó la ropa.

Me daba mucha pena, no porque me estuviera haciendo algo que no quisiera, sino porque caían las cáscaras que me protegían, que disminuían el asco que pudiera sentir al verme. Tenía miedo que cuando yo estuviera completamente pelada, junto con mi ropa se fuera su sonrisa. Pero no, ahí estaba él, sabroseándome mi cuerpo, pero sobre todo, devorando mi mirada. Sin dejar de mirarme a los ojos, mordisqueó mis fresas, las introdujo por completo en su boca, en donde hacía lo que quería con ellas cual chicle. Sentí lástima de la chava Cana y sus melones que no cabrían en la boca de nadie, y nunca conocería eso que Rhino me hacía a mí. Magulló mi durazno, metiendo el dedo hasta su corazón. Mientras gemía, tomé su cacahuate, aunque sin saber qué hacer con él. Creo lo que sea que hice o no hice, no pudo ser tan malo, pues lo sentí poco a poco convertirse en pepino. Sacó los dedos, me volteó, y envolvió su cacahuate vuelto pepino picante en mi durazno vuelto papaya en aceite. Lo que siguió fueron preparados con molcajete, licuado y molido, con un toque de glaseado al final.
Me sentía satisfecha, pero Rhino era una constante invitación a la gula. Me pensaba levantar, y volver al mundo real. Quien sabe si algún día me volvería a hablar. Si esto volvería a suceder. Tal vez no, tal vez soy de una sola vez. Tal vez esto fue una clase de apuesta a ver si se acostaba con la más fea. Tal vez todo había acabado y quedaría en la memoria como un perfumado sueño. Resignándome mientras apoyaba mis rodillas al suelo lo escuché exclamar:

-¿Se te antoja hacer chocobanana?


Supongo que la realidad puede esperar.