lunes, 6 de septiembre de 2010

Nuevas épocas

Después de un tiempo de no escribir, no veía dirección a mi vida. La encontré en el Jositivismo. Es una postura filosófica mantenida por una sociedad hasta ahora secreta llamada Sociedad Josística, y no creo que su maravillosa sabiduría deba desperdiciarse con el secreto. Como buen populista, compartiré lo que pueda sin que mi vida corra peligro. Lo haré por partes. Leelas.

Sobre el Jositivismo (Parte 1)

Ahora que me he convertido al jositivismo, es mi deber como nuevo miembro el tratar de lavar el cerebro a otros como lo han hecho conmigo. Debo hacerlo o la Fuente de los Licuados Perpetuos podría castigarme con su ausencia. Así, comenzaré con el primer postulado:

1.- Tenemos derecho a sentir

Una vez que formas parte de la sociedad, se te da un permiso que no necesitas. Un permiso de algo que ya hacías, pero que tal vez nadie te había dicho que podías hacer: sentir. No podemos tener libertad de acción, sólo podemos actuar bajo ciertos parámetros, y sería estúpido hacer todo lo que queramos sin tener en cuenta las consecuencias. No podemos tener libertad de pensamiento, los pensamientos suceden necesariamente condicionados y ya. Sin embargo, sí podemos tener la libertad de sentir, pero nos han hecho sentirnos culpables por ello. Pareciera que en la vida sólo podemos tener sin ser juzgados, o alegría moderada, o indignación por el “estado actual de las cosas”.

Pues aquí tenemos lo que no necesitábamos: derecho a estar tristes, o enojados, o celosos, o enamorados, o rencorosos, fervorosos, aburridos, adoloridos. Tenemos derecho a sentir repudio por los que son diferentes, lástima por los que sentimos inferiores, envidia por los que creemos mejores. Podemos sentir temor, indiferencia o desprecio por los dioses. También tenemos derecho a sentirnos culpables y a reprimirnos (muchas de las personas más agradables lo son porque se reprimen).

Pero entonces, uno podría preguntarse, una vez que consiga mi licuado ¿por qué querría quedarme? Yo ya podía sentir antes de pertenecer a la Sociedad Josística. ¿Qué es lo que los hace especiales?

Es nos lleva directamente al segundo postulado.

(Continuará)

domingo, 21 de febrero de 2010

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Pa variar

Aunque yo generalmente sí tengo posturas en asuntos filosóficos, morales, etc, una de las razones por las que entré al doctorado es para conocer más perspectivas, incluso en los temas que dogmáticamente afirmo una verdad. También de ahí viene mi gusto por las pseudociencias: alternativas más allá de las aceptadas, vistas desde un cristal diferente a quien las acepta.

Durante una tarea, conocí un modelo cosmológico que me pareció muy interesante: la tierra hueca. Los modelos de tierra hueca son diversos, el que me llamó más la atención se llama "Cosmogonía Celular", que dice que vivimos dentro de la tierra, y cuando volteamos hacia arriba, vemos el centro del universo, el Sol. Es decir, al igual que Brahe, es un modelo geocéntrico y heliocéntrico al mismo tiempo. Hay muchos artículos sobre estos modelos, la mayoría para burlarse de ellos, entre ellos está el que mando, que quizá no esté "indexado" ni nada parecido, pero es el primero que vi y que explicó la teoría claramente, aunque sea para refutarla: http://www.lhup.edu/~dsimanek/hollow/morrow.htm

En este modelo podemos ver como, utilizando premisas alternativas (como la no linealidad de la luz), podemos explicar muchos fenómenos sin necesidad ni de un espacio infinito o de física newtoneana o aristotélica.

Por otro lado, este mismo autor tiene otra página muy interesante para quien se interese por nuestra percepción de la ciencia ¿realmente entendemos tan bien como creemos los fenómenos que aprendimos en la escuela? Yo me tuve la sorpresa de descubrir que no es así. Mi papá y yo tuvimos una discusión muy divertida con la pregunta "¿qué hace que una rueda se detenga?. Este documento es muy largo, pero un problema diario para reflexionar vale la pena: http://www.lhup.edu/~dsimanek/scenario/insight.htm

Si se toman la molesta de checar algún link (en especial el primero), comenten...

jueves, 4 de febrero de 2010

De nuevo

Hey, tenía que desoxidarme con eso de la escritura. De hecho no lo hice, este escrito fue redactado en vacaciones, mientras entrenaba con mi hermano. Espero agrade.

Y nada más



Narrador: Ya todo había terminado. Ya no había nada que hacer ni objetivo que perseguir. Se miraron a los ojos. Ella sonrió. Él no.

No podían decirse adiós, aunque ambos lo deseaban. Su hijo sí se los dijo, y se fue.

Estuvieron en silencio un rato más. Vieron partir lentamente al joven, esperando en cada uno de sus pasos que volteara. Cuando lo llegó a hacer, esperaban que regresara. Un murmullo de “adiós” cuando la maleza terminaba de ocultarlo fue lo único que rompió el silencio, para repararlo inmediatamente.

X: Aquí nos quedaremos nosotros.

Y: Como si tuviéramos opción.

X: Sí la tenemos, siempre hay opción.

X: Dímela.

Y: Volver a enamorarnos.

X: Terminó, entiéndelo.

Y: ¿Qué no es el fin siempre un nuevo comienzo?

X: Sí, de algo diferente.

Y: ¿Y si yo no quiero algo diferente? ¿y si yo te quiero solo a ti?

X: Entonces no lo habrías hecho.

Y: También podemos separarnos, cada quién por su lado.

X: ¿A dónde?

Y: Podemos acompañar a nuestro hijo.

X: Solo le estorbaríamos, no nos necesita.

Y: Yo le necesito.

X: Entonces ve tú.

Y: No te dejaré sola.

X: Entonces quédate.

Y: ¿Para qué?


Narrador: El silencio estalló de nuevo, y retumbó hasta el día siguiente.


X: Ahora que somos libres, ¿hay algo que te gustaría hacer?

Y: No.

X: ¿Has cumplido todo lo que te has propuesto en la vida?

Y: ¿y tú?

X: No.

Y: Pues sal y hazlo.

X: ¿Cómo?

Y: Tú mismo lo dijiste, somos libres, podemos hacerlo.

X: Ya no puedo, sólo me queda soñar con hacerlo.

Y: Envidio tus sueños.

X: No soy para envidiar ¿y cómo es que tú cumpliste lo que te propusiste?

Y: No pidiendo mucho, una familia, un hijo, casa propia.

X: ¿Nada más?

Y: Nada más.

Narrador: Por la noche, su segunda noche de libertad, ambos soñaron. Cuando despertaron, contaron sus sueños. Nuevos sueños. Empezaron a planear. Se sintieron felices. En la tercer noche, siguieron planeando. Ambos soñaron en la cuarta noche. Planearon en la quinta. Planearon en la sexta. Y nada más.